A veces me olvido de sentarme a sentir, qué tonta. En el aquí, allá, arriba, abajo, deprisa, despacio, que camino que corro que voy que vengo, se me va el santo al cielo. Un rato al día y varias veces al año, como hoy, el más importante de los quehaceres perezosos. Sentarse, y sentir.
El sentir, nuestro gran olvidado en la cultura occidental. Sin embargo, allí están muchas de las claves (por no decir todas) de nuestra existencia. El sentir nos habla de quiénes somos, de nuestras necesidades, sueños y energía de vida. Ya la Neurociencia ha demostradado de manera irrefutable que el sentir está indisolublemente asociado al pensar, al que hasta ahora hemos atribuido el papel de rey; de hecho, para pensar necesitamos el sentir. Alabo que lo rescates, que nos invites a ese quehacer que tanto puede reportarnos como seres humanos integrales, en plenitud y bienestar.
El sentir, nuestro gran olvidado en la cultura occidental. Sin embargo, allí están muchas de las claves (por no decir todas) de nuestra existencia. El sentir nos habla de quiénes somos, de nuestras necesidades, sueños y energía de vida. Ya la Neurociencia ha demostradado de manera irrefutable que el sentir está indisolublemente asociado al pensar, al que hasta ahora hemos atribuido el papel de rey; de hecho, para pensar necesitamos el sentir. Alabo que lo rescates, que nos invites a ese quehacer que tanto puede reportarnos como seres humanos integrales, en plenitud y bienestar.
Lo rescato y lo ACATO, siempre que puedo, a cada rato!
Sentarse y sentir, sentir la soledad. Estar solo y sentir y ser, porque soy todo, y todo es yo cuando me olvido de ser yo.
That´s right…