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A suplicar con humor.

De cómo supliqué a un funcionario “por el AMOR DE DIOS NECESITO ese certificado”… es una larga historia; la administración pública ha conseguido de mí que pierda mi norte con frecuencia, en público y a voz alzada, generalmente sin ningún resultado salvo mi vergüenza y la empatía de los presentes. Súplicas confesables, por comunes: la de una amiga a su marido infiel, la emitida al Dios Hacienda, para que no te castigue. La de que “él te llame” (como si eso funcionara). La de que no llueva el día de tu boda, la de los equipos de fútbol a la Virgen de cada cual (parece ser que la Liga ¿se juega en más allá?). La de la vela para el día del examen, el grano que no crezca,
la falda que te quepa, que llegue el viernes, o que no llegue la multa: súplicas de estar por casa por las que, cuando toca, hay que perder la compostura a gusto, por respeto a aquellas otras, de otros, que tienen que ver con no me mates, dame alimento/refugio/cúrame. Por eso me arrastro por un certificado, suplico amor, pido ayuda a un amigo, traiciono mi orgullo por un abrazo, y por eso respeto a mis amigas que esperan con su súplica a la puerta del trabajo de sus maridos infieles. Porque unos días toca pedir y otros dar, y “perder la dignidad” hoy, es aprender la humanidad que mañana regalamos al otro.

Cross-paseo flowerpower: al running con humor.

Corredores de la ribera del Ebro, a mí no me engañáis. A los que paráis en los tramos escondidos, metéis barriga cuando pasan chicas, mentís sobre vuestros tiempos, las rodillas no os dejan ser supermanes, echáis las tripas esperando “One day will be the day”, os digo: TODAY IS THE DAY. Romped las cadenas de vuestros pulsómetros y venid conmigo al país de corrrocomoquierosegúnmepidelcuerpo, concentraos en lo importante, os doy opciones: mirar a las chicas/os y darles un buen repaso, seguir el ritmo de la canción según te plazca, parar cuando ves un perrito ay que monoooooooo, dejar que el atardecer te abrace, preguntarte dónde se habrá comprado esa chica esas leggins rosas tan monas aunque sepas que no te quedarían bien, envidiar a los que se besan, escuchar a tu cuerpo, que nadie te dice que correr
no es llegar, sino sentirse fuerte y libre, que puedes parar básicamente cuando te dé la gana sin que por ello recibas un castigo divino, que no es obligatorio el uniforme fosforito-apretado decathlon, que no tienes que demostrarte nada a ti mismo, que puedes encontrarte a alguien y quedar para una caña, y que el viento en la cara, dejar que te guiñen el ojo y el color del Ebro ese día es tan importante en todo esto como los estiramientos de después. Que los tiempos (como el tiempo) es relativo, y el cuerpo ya es perfecto si lo mira alguien que te quiere, y si no pues k-l-den. Que lo importante no son los objetivos, sino ser feliz. Corredores de estar por casa, TODAY IS YOUR DAY. Hay esperanza para vosotros, se llama cross-paseo flowerpower y lo practicamos aquí, en Reyeslandia.

De cómo para disfrutar en la pisci debes hacer ruido y tener una nevera de corchopán

A los que os quedáis en agosto en la ciudad y no vivís en urbanización con piscina: hay esperanza. Se llama piscina pública, y es un ecosistema que varía. Durante la semana puedes encontrar pequeños reductos de paz y silencio, incluso nadar, pero los domingos mutan hacia formas extrañas de selvas ruidosas. No os preocupéis, después de una sesión de observación participante, os doy algunas claves para vuestra supervivencia social: 1/ Madrugar para apropiarte de la mejor tumbona, que requiere un estudio previo sobre las horas de sol-sombra en cada flanco (los jubilados son expertos en el tema). 2/ Tendrás que acudir en pandilla (asegúrate de que lleven muchos tatuajes y bikinis chillones), y realizar ejercicios de ostentación lúdica todo el rato: comer, beber y gritar mucho y no parar de hacer cosas. Para lo primero, necesitarás tuperwares muy grandes y el día anterior cocinar sin parar para llenarlos de: pechugas empanadas, pimientos, tortillas, tarta casera de galletas maría. Atención: los bocadillos parece ser que están prohibidos, porque permiten menos interacción social, dado que es importante que regularmente grites “pásame esto y lo otro”.
También deberás llevar todo tipo de chuches, y tener en cuenta que cada cosa requiere su nevera portátil diferente: la normal familiar, la normal XXL a la que puedes ponerle ruedas (esto es verídico), y mi preferida: una de tamaño ataúd, de corchopán, para las cervezas y el tinto de verano. Hay otros elementos básicos como el hule no discreto, el juego de cartas con funda de terciopelo, el termo de café con estampado a cuadros y la bolsa de mercadona con unas treinta barras de pan. Deberás tomar muchas fotos y colgarlas inmediatamente en facebook y, si pensabas que el radiocasette con música a tope estaba obsoleto, parece ser que sigue vigente. Mis amigas y yo no sabíamos nada de todo esto y acudimos la una con una fiambrera de comida vegana-ayurveda, otra con una ensaladita en bolsa térmica unipersonal de tienda de diseño y yo con un modesto sándwich. A falta de un yate en alta mar, decidimos aprovechar la lección de antropología básica que nos ofrecieron nuestros vecinos de mesa, de la que concluimos que para disfrutar de la vida no hace falta mucho dinero, sino muchos amigos, comer y beber sin parar, hacer ruido y tener una gran nevera de corchopán.

Baby-sitters, amantes y psicólogas que se cuentan la vida por whatsap

De cómo ser Babysitters, fregonas, psicólogas y amantes sin morir en el intento, seguir siendo amiga de tus amigas y dar los titulares de tu vida por Whatsap. A las amigas que ejercen solas de madres, les mandé un whatsapp informándoles de mi blog, que no tendrán tiempo de mirar. Haciendo uso de un género literario inventado, nos damos titulares de nuestra vida. Los grandes periódicos se pierden frases como “inmersa en tareas de madre, babysitter, fregona, psicóloga y amante, sacaré tiempo para tu blog” o resúmenes como “blog superchulo, yo último repaso de depilación láser hasta siempre, tuve que escribir cuento para la guardería y me quedé sin neuronas”. Está la que roba dos medias horas a la semana para correr y ruega no toparse con semáforos en rojo porque entonces la media hora se le queda en cuarto, y eso es descansar, porque la carrera de verdad comienza cuando sale del trabajo (niñocenaduchacuentocama).
La que vivió y durmió tres días con la misma ropa, cogió complejo de vaca y soñaba con ubres gigantes y me llamaba para ensayar el diálogo con el pediatra para decirle que dejaba de dar el pecho, pero luego le faltaba valor. En este estado de cosas, amistad y tiempo, recibo en el móvil grandezas como “Niño con varicela, suegra ingresada, necesito teñirme pero ¡cuándo!” o “pretendiente num.2 casado (emoticón de horror) así k paso página, me ofrecieron empleo (emoticón de bieeen), niño con ex puedo quedar”. Supongo que la vida va de encontrar micromomentos de amistad y humor, aunque sea por whatsapp, por eso, aún sabiendo que no tendréis tiempo de leerlos, os doy mis titulares: “entendiendo estéis inmersas en papel de babysitters-fregonas-amantes-psicólogas, os veo menos… pero os quiero más”.

Autopayasearse

Microplaceres 9-10Mi padre me enseñó a reírme de y conmigo misma: cuanto más grandes las payasoomiserias más útiles las payasorisas, necesarias las payasonrisas y qué mejor payasoregalo que arrancar payasocarcajadas cuando una se payasoarranca por payasadas, que de eso mis payasocompañeros del payasoteatro ya me vieron… ups, !payasochitón! En esta tarde lluviosa, os payasodeseo toooooda la payasoterapia que payasopodáis, y hagáis alquimia con vuestras payasomiserias que, bien payasadas, se vuelven payasollevaderas y, a veces, se payasovuelven en payasograndezas. Y son payasogratis.