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Mujeres que surfean la vida.

IMG-20171017-WA0002Basta de mapas o planes,  concluyeron dos amigas: hablaban de proyectos que nacen y mueren, de personas que van y vienen, de ilusiones podadas y brotes de otras frescas, distintas. De mujeres orquesta que escalan problemas y cuidan flores, que son humanas y se quiebran, que son heroínas y hacen cima.  De viajes que buscan dunas y silencio, belleza y horizonte.  De cómo hacen para que el día se pare un rato sin que nada se pare. De cómo, decir adiós a tantas cosas, es un golpe de marea. De cómo con retales de vida inventan universos propios más allá del cielo. De no luchar ya contra los días, ni afanarse en conquistarlos: mejor surfear cada cosa que llega tras la estela de lo que traigan las nubes. Abandonarse a la incertidumbre. El único mar en calma es el que pinta la noche cuando nos quedamos a solas con ella.

(Fotografía de Ana Serrano Tierz)

El árbol que eres (verano y siesta)

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Desde que soy árbol, me gusta el verano.
Todo mi verde se lo presto a la pereza, que al mediodía acude al abrazo de mi sombra. Quisiera ser baobab para meteros a todos en mi tronco, soplar un sueñecito risueño, de esos que huelen a juegos e higuera.
Desde que soy árbol, me gusta el verano. Y la siesta.

(Imagen de www.jesustejel.com)

Para volar no necesitas alas.

79833Para volar no necesitas alas.
Se puede volar en el silencio.
En un abrazo inesperado, en el susurro en la nuca que sólo tú has de escuchar.
En aquello que fue, en lo que es, en lo que vendrá.
Se puede volar con amigos, planeando sobre las risas que planean risas.
Se puede volar solo.
Incluso cuando caigas en picado, vuela.
En un paseo, un baile, en el agua.
En un libro y sus mundos posibles.
En esa melodía que te da superpoderes.
Vuela en el escondite que te inventas, en la decisión que tomas, en lo que dejas atrás, en el corte de mangas al mundo, en lo que emprendes, en lo que estás dispuesto a ser. Para volar, !no necesitas alas!
(fotografía de www.jesustejel.com)

Libre.

Orquídeas en el Mercado de las Flores de Paris, 2006
Cuando sea mayor quiero ser libre. Para dar, aunque no me lo pidan. Para guardarme el tiempo y los besos, aunque me los pidan. Para que un pensamiento vuele por encima de cárceles y prisas. Para que una mirada diga lo que callo. Para vivir mi vida inventada en un despiste de la otra, la que llaman real. Libre para pedir ayuda, libre para prestarla. Para reírme del miedo, que se disfraza de tantas cosas tontas a lo largo de la vida. Libre para decir hola y adiós. Para amar, como si no hubiese un mañana, aquello que lo merezca. Para que el corazón dibuje fronteras sin dar explicaciones, o abra puertas a lo que le haga bien. Quiero ser libre para ejercitarme en las locuras que sea sensato cometer. Para no esperar ya un nosequé. Libre para atarme y desatarme de causas y personas según yo misma dicte sentencia. Libre para soñar. Para hacer silencio en el ruido, y risas en el silencio. Para ser poderosa y valiente, sin complejos. Libre para ser frágil y ponerme un traje de flor que cante delicadeza. Resulta que ya soy mayor. Y soy libre.
(fotografía de Jesús Tejel www.jesustejel.com)

¿Dónde está tu ZENtro?

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¿Dónde está tu zentro? El ancla que te guarda de la deriva.
El hilo que sostiene la marioneta desmadejada.
El punto cero al que volver, cuando te pierdes.
Tu fuerza de gravedad; si la encuentras, no habrá pirueta en la vida que te destierre de lo que ya eres.