Dame un trocito de cielo

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A veces, la felicidad solo pide un trocito de cielo.

Tantos pasos andados con la vista alzada.

En días de  habitaciones cerradas y reuniones aburridas, el ojo me viaja rebelde al otro lado de la ventana. Ay, me habla, dame una miaja de agua y un poco de cielo.

Yo ya no quiero un día que no me traiga un pedazo de azul.

Recolecté amaneceres y  aprendí todo aquello que puede arreglarse cazando -aunque sea unos minutos- un trocito de cielo.

Días de azul

DÍAS DE AZUL

 

Hay días en que la memoria me pide que hagamos una excursión al azul.
Le cojo de la mano y paseamos minutos de mar.
Tumbamos al sol cualquier pena.
Nos embarramos de calma.
Pasamos el rato queriendo, como si en el horizonte no hubiese nada más que barcos con muchas ganas de amar.
A veces soy yo la que llamo a mi memoria. «Estoy triste», le digo.

Ella ríe, ensilla el tiempo y cabalgamos juntas todos esos momentos llenos de azul.

El verano de las flores libres.

IMG_20180625_174725Hay flores a las que nos basta con coger la primera hoja que pase que vuele a a eso distinto que no es igual para todas: algunas quieren hogar, otras otros mundos. Esta vez yo elijo la calma y estar como me plazca, triste o feliz, en paz o enfadada, brillante o marchita.

Pareciera que sólo en vacaciones se vive, y a mí me entra estrés con esa sensación  de que estoy obligada a ser feliz escalando montañas o navegando océanos: este verano mi único plan es no  afanarme en travesía ninguna, salvo la de coger la primera hoja que pase que vuele a algún lugar distinto de la prisa, del pasado,  del futuro, de la lucha, de la rutina, del deseo, de la ausencia, de la preocupación, del miedo. Tal vez sea un bosque, tal vez  un libro, tal vez una piedra donde pueda sentarme libre y descalza a cantar #summertime, lejos de cualquier duda y de todo anhelo.

El momento perfecto.

IMG_20180131_070122_117 Muy de vez en cuando se nos regala un momento perfecto, uno el que el  azul,  el verde  y el sol por fin hacen bien su trabajo.

Muy de vez en cuando el viento nos trae una noche de vino y rosas mientras el mundo sigue su prisa.

Muy de vez en cuando los planes salen tan bien que no queda más remedio que celebrarlo.

Deberíamos guardarlos, en algún baúl del corazón. La colección de todos esos ratos  que amanecen nuestra vida.

Si la amistad tuviese un color

IMG_20180506_145533637 Siempre odié el  amarillo, hasta que conocí hace nada a todas estas flores que acechan felices en grietas locas y baldosas de ciudad, que se agarran a la madera de los bancos y brotan en un despiste del olvido.

Si hay un tiempo para que algo florezca pese a todo, es éste. Mis ojos van tras  afectos y amistades de todo tipo y condición que nos sorprenden sin buscarlos, como una bendición amarilla, encaramadas tras las prisas y los muros del día a día.

Siempre odié el amarillo, hasta que conocí hace nada a la flor que me enseñó el color de la poesía. Sea bienvenida.