Entradas

Ponerse hasta arriba de #azul

IMG_2747
Vengo de un retiro digital que me ha dejado algo de tiempo para  lo que me gusta, y para pensar sobre todas esas cosas que quiero hacer: paisajes por caminar, metas, alguna que otra batalla, sueños y mapas que dibujo en año nuevo y lanzo el tiempo en una botella llena de incertidumbre.
Me digo que todo buen viajero debe saber hacia dónde va. Allá que voy,  y marco el rumbo.
Pero también me digo que nada merece la pena si, en el mientras, pierdo el azul. El brillo. Nada merecerá la pena si dejo de ser la loca que se arrima a los árboles para ver cómo hablan con el cielo, nada habrá servido si aparco las botas que me han llevado a tantos sitios, o si guardo la alegría que tantos años me costó.
Este año quiero cantar bien alto las cosas bonitas que busco, sobre todo, en los días en que nada señala belleza ni nadie entona una canción. Quiero estirar las ramas y, por fin, tocar algo de cielo, que ya me toca, pero nada merecerá la pena si pierdo la locura que me mantiene sana, la que juega y se da un banquete de todas esas cosas llenas de #azul.

#color

verde

Hay colores que lo cambian todo: el ánimo, la cabeza loca, la rutina.

He pintado mucho de blanco estos meses, para llegar al sueño mirando la noche con un silencio que la mente no sentía.
Esto de vivir tiene su arco iris.

Pinto de blanco pero no me olvido que lo mío es también  el color de la higuera y el olor del verano, aunque siga pintando de blanco el invierno – para llegar al sueño en silencio,  ese que la mente no encontraba, pero quería-.

Dame un trocito de cielo

5

A veces, la felicidad solo pide un trocito de cielo.

Tantos pasos andados con la vista alzada.

En días de  habitaciones cerradas y reuniones aburridas, el ojo me viaja rebelde al otro lado de la ventana. Ay, me habla, dame una miaja de agua y un poco de cielo.

Yo ya no quiero un día que no me traiga un pedazo de azul.

Recolecté amaneceres y  aprendí todo aquello que puede arreglarse cazando -aunque sea unos minutos- un trocito de cielo.

Quiero caminar ligera

44838414_1089711631191593_66774621055090688_o

Iba a escribir sobre la contradicción del naranja tan alegre que tienen las hojas en otoño, justo antes de caer, como canto de pájaro espino. Cuando no ejercía de caminante, noviembre me comía el ánimo y la luz, que se me iban como a otro planeta. Pero cómo voy a deprimirme ahora, que no hago sino ver durante horas árboles y suelos llenos de naranja calabaza , como anunciando que la vida sigue más allá de todos los inviernos.
Me pregunto, el día que yo sea hoja y pájaro espino, cuál será mi canto al final del otoño.
Ojalá sea uno donde grite a capella  que caminé ligera: de miedos y envidias, afanes que no eran míos, corsés que me apretaban, vidas que no quería, personas que no me hacían bien, libros con los que no aprendí y batallas que nunca quise luchar.

Ojalá sea ese, dentro de muchos noviembres, mi último naranja.

#luz

la piel

Cualquier trozo de mundo con la luz adecuada, hechiza.
Busco la caricia del amanecer o el atardecer cuando salgo con mi cámara porque soy girasol curioso. Los  días que la luz no está, uno se la inventa.
Pero, las más de las veces, solo hace falta un poco de buena mirada para ver que cualquier trozo de mundo, con la luz adecuada, brilla.
Incluso los corazones más ajados se iluminan con una sonrisa.
Cualquier trozo de mundo, con la luz adecuada, baila.