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Somos los #Reyes de nuestro mundo.

IMG_20180202_063154_647 Por fin encontré mi trono de árbol, hierba y agua, en uno de mis paseos por la ribera. Me senté con dignidad… como si esta silla me hubiese estado esperando desde siempre, y recordé los versos de Henley, Invictus: «soy el maestro de mi destino, el capitán de mi alma». Cada uno de nosotros somos un ecosistema genético único, un pequeño universo que requiere gobernanza e inteligencia para moverse de la mejor manera posible en este viaje. Por ello, todos deberíamos tener un salón del trono desde el que gobernemos nuestro mundo: un lugar donde sentarnos y tomar decisiones, perdonarnos, declarar la guerra a lo que nos hace infelices, abolir preocupaciones tontas, donde retirarnos y ordenar que se alcen los muros que protegen el silencio. Donde ningún enemigo adivine debilidades y repensemos con reposo nuestras fronteras, donde el amor invente excepciones a leyes que la razón escribió. Donde seamos los #Reyes de nuestro Yo.

Un lugar más habitable

IMG_20180128_132206_054Pensé que en un mundo a veces inhabitable, sabemos fabricar belleza. Que en días difíciles esculpimos y en los grises escupimos con amor, en un lienzo imaginario, el color que nos huye. En el caos dibujamos geometría. Ponemos música al dolor y narramos, bailamos, cantamos. Pensé que en un mundo, a días inhabitable, nos inventamos otros paralelos, con su propia lógica. Que con las manos, la boca, los ojos, el cuerpo, la mente, el lenguaje, el sonido, la piel, edificamos. Por eso me gustan los artistas que nos abren ventanas y me gusta el nosotros que se pone artista y hace algo de magia en la suya, su ventana.

Pensé en todas las ventanas invisibles que hacen de este mundo un lugar más habitable.

Viajar.

IMG_20170901_062348_638 La primera vez que fui a París me lesioné. La segunda, corrí para salvar la vida, pero esa es otra historia. París lo anduve sola llegada desde India, en un entremés entre unos viajes y otros, y caminando sus calles pensé mucho, como solo piensa quien viaja solo. Viajar. Hay personas que viajan aunque el viaje no cale en ellos y viajeros que lo son se muevan o no. Viaja quien visita otras vidas,  quien sabe caminar con los zapatos del otro. Viaja quien se abre a nuevas experiencias, quien busca aire fresco. Viaja quien renuncia a lo de siempre aunque lo de siempre le acompañe en cada renuncia. Viaja quien aprende y arriesga los cimientos de su mundo conocido. Viaja quien explora lo que le da miedo, pese a todo. Viaja quien acepta el cambio y su incertidumbre. Viaja quien lee sin remedio y abre ventanas, con cada historia, a otros mundos. Viaja quien decide vivir la vida en movimiento sin que importe el destino o las lesiones, si lo hace solo o acompañado, si llega o no a buen puerto.
Nunca, en los viajes a París, encontré la luna de miel que buscaba. La primera vez, me lesioné. La segunda, corrí para salvar la vida: cuánto me gustaría contaros cómo esa carrera me trajo amigos, mucho sur y momentos robados de arena y azul. Pero esa… es otra historia.

Principios y finales.

IMG_20171013_072730_227Todos los días es el principio de algo, y el final de algo. Cuando digas adiós, termines un buen libro o des el último beso, dile a tu corazón que en cada uno de sus huecos acoja una nueva historia, una vida distinta.

Y a esas cárceles que a veces atrapan tus días diles que el amor y el odio, la rutina o la aventura, el éxito o el fracaso tienen su días contados, pues todos los días en todo el mundo es siempre el principio de algo, y el final de algo.

Tu vida, el mejor poema.

IMG_20171020_063108_957 Paseaba por París y quise fabricar un poema a este escaparate tan lleno de vida. Paso tantos amaneceres y domingos a la búsqueda de algo bello que escribir, que casi olvido que la poética no es siempre algo inventado. Que la imaginación y la memoria a veces nos hacen el trabajo, visten un escaparate con nuestros mejores momentos: los besos robados, aquello que lograste, lo que vino sin esperarlo, la voz que te nace del silencio, lo que hacemos por amor, las fronteras a las que viaja el adiós y todo lo que entre líneas aprendes de ti mismo. Los versos más bonitos nacen de la metáfora que entiende el que te quiere bien y de los brindis que riman con tus mejores amigos.  Al final de la vida seremos lo que ya hemos sido, lo que ya hemos escrito. Por eso este afán mío en  amaneceres y domingos en los que ayudo a la imaginación y la memoria a que vistan de fresa y chocolate un cristal con los instantes más bonitos.