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#dignidad

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(Def.)Dignidad: algo que puedes guardar aunque por el camino pierdas todo lo demás.

Puedes moverte a lo grande y no tenerla y estar perdido pero conservarla en un tarro a salvo de vaivenes, dentro de ti. No entiende de ganadores o perdedores, y es inmune al poder.

Habla el lenguaje del alma, y ese idioma tendrás que usar.

Algunos atentarán contra ella, pero sólo si crees que la has perdido se irá; es agradecida, a poco que la llames volverá, incluso si tiene que sobrevivir a escondidas.

A veces la llaman orgullo, pero no: ella vuela alto y libre,  él se aferra a cosas tontas.

¿Sabes? Hay seres humanos que la tienen todo el rato, incluso cuando lloran o les va todo fatal.

Dignidad. Eso que habrás de guardar aunque durante el viaje pierdas todo lo demás.

(Del diccionario de Reyes para la buena felicidad)

Solitarios con propósito

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El Ebro acoge a solitarios con propósito,
que salen a flirtear con el silencio
en una cita consigo mismos.

Cuando nadie los ve, hablan con el agua
o dejan que el agua les hable.

Luego vuelven a sus vidas normales,
donde yo ya no sé si son solitarios o tienen propósito alguno,
donde ya no es una mañana de domingo,
donde ya no sé si hablan
con el silencio.

Ponerse hasta arriba de #azul

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Vengo de un retiro digital que me ha dejado algo de tiempo para  lo que me gusta, y para pensar sobre todas esas cosas que quiero hacer: paisajes por caminar, metas, alguna que otra batalla, sueños y mapas que dibujo en año nuevo y lanzo el tiempo en una botella llena de incertidumbre.
Me digo que todo buen viajero debe saber hacia dónde va. Allá que voy,  y marco el rumbo.
Pero también me digo que nada merece la pena si, en el mientras, pierdo el azul. El brillo. Nada merecerá la pena si dejo de ser la loca que se arrima a los árboles para ver cómo hablan con el cielo, nada habrá servido si aparco las botas que me han llevado a tantos sitios, o si guardo la alegría que tantos años me costó.
Este año quiero cantar bien alto las cosas bonitas que busco, sobre todo, en los días en que nada señala belleza ni nadie entona una canción. Quiero estirar las ramas y, por fin, tocar algo de cielo, que ya me toca, pero nada merecerá la pena si pierdo la locura que me mantiene sana, la que juega y se da un banquete de todas esas cosas llenas de #azul.

#color

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Hay colores que lo cambian todo: el ánimo, la cabeza loca, la rutina.

He pintado mucho de blanco estos meses, para llegar al sueño mirando la noche con un silencio que la mente no sentía.
Esto de vivir tiene su arco iris.

Pinto de blanco pero no me olvido que lo mío es también  el color de la higuera y el olor del verano, aunque siga pintando de blanco el invierno – para llegar al sueño en silencio,  ese que la mente no encontraba, pero quería-.

Quiero caminar ligera

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Iba a escribir sobre la contradicción del naranja tan alegre que tienen las hojas en otoño, justo antes de caer, como canto de pájaro espino. Cuando no ejercía de caminante, noviembre me comía el ánimo y la luz, que se me iban como a otro planeta. Pero cómo voy a deprimirme ahora, que no hago sino ver durante horas árboles y suelos llenos de naranja calabaza , como anunciando que la vida sigue más allá de todos los inviernos.
Me pregunto, el día que yo sea hoja y pájaro espino, cuál será mi canto al final del otoño.
Ojalá sea uno donde grite a capella  que caminé ligera: de miedos y envidias, afanes que no eran míos, corsés que me apretaban, vidas que no quería, personas que no me hacían bien, libros con los que no aprendí y batallas que nunca quise luchar.

Ojalá sea ese, dentro de muchos noviembres, mi último naranja.