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El árbol que eres (verano y siesta)

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Desde que soy árbol, me gusta el verano.
Todo mi verde se lo presto a la pereza, que al mediodía acude al abrazo de mi sombra. Quisiera ser baobab para meteros a todos en mi tronco, soplar un sueñecito risueño, de esos que huelen a juegos e higuera.
Desde que soy árbol, me gusta el verano. Y la siesta.

(Imagen de www.jesustejel.com)

Las mareas de lo que amamos.

20242(1)Mis amigos y yo creíamos que los días son una batalla donde el que lucha gana y que, en la noche, el mundo se dividiría en vencedores y vencidos.

Creíamos en  mapas y planes, y en la diosa Razón.

Dejé la espada y me hice medusa. Con la corriente y el viento, me muevo ligera en las mareas de todo aquello que amo. Y ahora por fin bailo feliz la certeza de la incertidumbre.

(Imagen de www.jesustejel.com)

Y tú, ¿qué anhelas?

IMG-20161225-WA0004Que nos quieran. Que quieran querernos. Que no dejen de querernos. Que quieran bien a los que queremos.
Que la palabra que lanzamos a la nada, vuelva aplaudida.
Que nos busquen donde ayer nos repudiaron, y nos canten esas cosas bonitas.
Que siga a flote la fortaleza que creemos refugio y futuro.
Que lo que luchamos no sea quimera, ni nuestra buena voluntad, desagüe.
Que este viaje sea la aventura que aventuramos.
Que las malas hierbas del miedo no se coman la primavera del mundo.
Hasta los robles palpitan flores que tiemblan frágiles en una helada.
Anoche soñé que la vida y yo bailábamos contigo sobre los pétalos de todos esos anhelos, tan tuyos y nuestros. Esos que nos hacen vulnerables. Leer más

El árbol que eres (primavera).

IMG_20170305_194542Desde que soy árbol, me gusta la primavera.
Renazco y me invento un traje para el trajín que me espera: un tronco de conchas, un arbusto en las dunas, una copa de algas, una rama en la arena.
Detrás de cada invierno, una luz diferente.
Detrás de cada hoja, el sonido que traiga la marea.
Detrás de cada naufragio, una luna nueva.
Desde que soy árbol, viajo al centro de la vida cada primavera.

El arte de la vulnerabilidad

petirrojo

 

Un amigo me envió la foto de este petirrojo que parecía delicado y cantaba lastimero: Tú que tienes talento, anda, escríbele algo, me dijo. Ay, petirrojo, qué puedo decirte yo. Que unas veces toca el gorjeo alegre de las noches de verano, pero otras, el canto más bello es aquel que en invierno acaricia el difícil arte de la vulnerabilidad.