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IMG_20170903_111634_826 (1)Deberíamos volver a los lugares donde hemos sido felices, o dibujar un mapa con todos ellos. No es un canto a la nostalgia, sino a la certeza de que la imaginación vuela a los que ya no están; mejor soñarlos entonces en rincones alegres, mejor desde el trono de los buenos ratos y en las esquinas de la memoria que huelen a verano. Por eso, puestos a dar gusto al recuerdo, que sea al calor de las piedras de todos esos lugares en los que hemos sido tan felices.

El árbol que eres (verano y siesta)

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Desde que soy árbol, me gusta el verano.
Todo mi verde se lo presto a la pereza, que al mediodía acude al abrazo de mi sombra. Quisiera ser baobab para meteros a todos en mi tronco, soplar un sueñecito risueño, de esos que huelen a juegos e higuera.
Desde que soy árbol, me gusta el verano. Y la siesta.

(Imagen de www.jesustejel.com)

Territorio del alma.

68842(1)Qué nos rompe por dentro. Qué despierta el hacha, si ayer soñábamos miel. Qué trunca la fuerza que en otras tierras vuela sobre el infinito. Qué despierta el poder que otros días yace vencido. Qué nos atrevemos a explorar, qué cambiamos de nosotros mismos. Qué hace que volvamos a casa después de un amor, una guerra, un intento, un algo más aprendido.
Los valientes viajamos a las fronteras de todo aquello que nos apela. A veces, celebramos la conquista de una cualidad desconocida. Otras, la fragilidad nos dice que levantemos un muro: de descanso,  de defensa, de prudencia, de cariño.
Susurramos cansancios y alegrías sobre la línea que dibuja nuestro mundo conocido: la muralla que la experiencia mueve de noche y con sigilo, para que al alba miremos cómo ha cambiado el territorio del alma.

(fotografía de www.jesustejel.com)

Las mareas de lo que amamos.

20242(1)Mis amigos y yo creíamos que los días son una batalla donde el que lucha gana y que, en la noche, el mundo se dividiría en vencedores y vencidos.

Creíamos en  mapas y planes, y en la diosa Razón.

Dejé la espada y me hice medusa. Con la corriente y el viento, me muevo ligera en las mareas de todo aquello que amo. Y ahora por fin bailo feliz la certeza de la incertidumbre.

(Imagen de www.jesustejel.com)

El mapa de tus afectos.

redesQué o quién te sostiene cuando caes, cuando crees caer, cuando no sabes si has caído, cuando no caes en gracia, o caes en la cuenta de que andas perdido en el océano.
Ay, todos esos faros: amigos salvavidas, extraños que te dan amparo, personas que sin tú pedirlo te rescatan del naufragio, o gente de toda la vida que acuden a ti, en tu deriva, con sus redes de ayuda de azul infinito.
Aunque navegues solo, dibuja en el vientre de cada noche estrellada el mapa de tus afectos.

(fotografía de www.jesustejel.com)